
Supongo que habrán visto el videoclip donde Elon Musk visita el Despacho Oval, con Donald Trump sentado en la mesa presidencial y el hijo de Elon (uno de los doce reconocidos), a quien llamó X Æ A-12 en honor a X, la variable desconocida de las matemáticas, la Inteligencia Artificial y el A-12, el avión espía. Para abreviar, lo llaman Lil X, que es algo así como “Pequeña X”. Pequeña X.
El niño tiene cuatro años. Y estaba con las dos personas más poderosas del mundo, de Estados Unidos y probablemente del mundo entero. Lo cierto es que, mientras Elon explicaba algo a los medios, Little X mira desafiante a Trump y susurra: «Tú no eres el presidente y tienes que irte». Y un rato después dice: «Cállate la boca». Trump dice de este niño que «es un chico estupendo con un coeficiente intelectual alto». Una persona con talento, en otras palabras.
El incidente ha sido recogido por todos los medios internacionales, se ha propagado rápidamente por las redes sociales y ha generado comentarios que van desde que el niño fue colocado allí para distraer la atención hasta que no hay derecho a la diferencia entre cómo se percibe a un padre que lleva a su hijo al trabajo y cómo se percibe a una madre que hace lo mismo. También se ha hablado de la instrumentalización de un menor y ha habido quienes han elogiado la espontaneidad de los niños que, sin saber dónde están ni con quién, son capaces de hacer o decir lo que un adulto no haría.
Te diré lo que sentí.

Miedo.
Miedo al niño. Ni espontaneidad infantil ni disparates. Ese niño tiene madera de futuro déspota, sin límites paternos ni educación, sin modales ni sentido de la alteridad. Quizás, ojalá no, un futuro maltratador de subordinados y parejas. El niño da mucho miedo. No sé si tiene un coeficiente intelectual alto, pero sí un alto coeficiente de despotismo.
Musk se disculpa con los medios entre risas, celebrando el comportamiento de su hijo. Así es, además, alimentemos a la bestia. Lo peor que se le puede hacer a un niño que se excede es aplaudir su falta de educación. La escuela de no decirle “no” al niño lo traumatiza.
Resumen de la escena: Trump poniendo límites a la mitad del planeta; Musk poniendo límites al gasto público estadounidense. Y un niño sin límites.
“Este es X, y es un gran tipo, con un alto coeficiente intelectual”, dijo Trump al comienzo de su discurso, riendo y llamando al niño de cuatro años un “individuo con un alto coeficiente intelectual”.
“Lo siento”, dijo Musk. “Si no, podría disfrutarlo, pero como me está tapando los oídos…”, añadió riendo.

La Casa Blanca compartió un video de los tres en la Oficina Oval, destacando a “Little X” luciendo un abrigo marrón y una “cadena genial”, como lo describió su padre.
En un momento, “Lil X” se apoyó en el histórico Resolute Desk, de forma similar a como se vio a un joven John F. Kennedy Jr. en una famosa foto de 1962 mirando hacia afuera, desde debajo del mismo escritorio.