
La WNBA se encuentra en medio de un drama inesperado que involucra a algunas de las estrellas más brillantes de la liga. ¿El origen de la tensión? La novata revelación de las Indiana Fever, Caitlin Clark, quien se ha asegurado el mayor número de partidos televisados a nivel nacional en la liga esta temporada. Para colmo, el ascenso de Clark ha desatado una disputa que ha enfurecido a algunas jugadoras, incluyendo a A’Ja Wilson.
La WNBA nunca ha estado tan en auge como ahora. Las entradas para los partidos de las Indiana Fever se agotan más rápido que las entradas para los conciertos de Beyoncé, ESPN está añadiendo espacios para la WNBA a su calendario y las redes sociales están inundadas de vídeos, resúmenes y debates sobre el partido de Caitlin Clark. Pero en medio de toda esta emoción, algunos veteranos acérrimos y aficionados de toda la vida de la liga no están precisamente entusiasmados con el repentino aumento de atención.

Clark, quien ha cautivado a millones de nuevos aficionados con su talento y carisma, es ahora la cara visible del resurgimiento de la WNBA. Sin embargo, algunos aficionados, liderados por veteranas como Wilson, están molestos, pues creen que el nuevo protagonismo de Clark se produce a expensas de otras jugadoras, en particular de aquellas que han liderado la liga durante años.

El conflicto ha llegado a tal punto que algunos aficionados de la WNBA están pidiendo activamente un boicot a los partidos de las Indiana Fever, con el objetivo de reducir la presencia de Clark en la televisión nacional. De hecho, Clark ha sido amonestado para 41 partidos televisados a nivel nacional esta temporada, más que nadie en la liga, y eso ha enfurecido a algunas jugadoras veteranas. No se trata solo de aficionados ocasionales: algunas de estas animadoras del boicot tienen vínculos con los medios de comunicación de la WNBA, lo que hace que sus intentos de sabotear los índices de audiencia sean aún más alarmantes.
Las protestas parecen casi absurdas en una liga que lleva años luchando por su reconocimiento. Pero en lugar de celebrar el enorme aumento de audiencia, una minoría de aficionados y jugadores ve este éxito como una amenaza. Les molesta que Clark, un novato, se esté robando el protagonismo. Lo cierto es que el aumento de audiencia no solo beneficia a Clark, sino a toda la liga, y eso significa más dinero, más atención y más oportunidades para todos los jugadores, incluida A’Ja Wilson.

Mientras Caitlin Clark bate récords de audiencia y llena estadios, A’Ja Wilson se ha expresado más abiertamente en redes sociales. En lugar de disfrutar de la atención que Clark ha generado, Wilson ha estado publicando tuits pasivo-agresivos y criticando duramente a la novata. Es casi como si compitiera con Clark por el protagonismo, en lugar de aprovechar la atención que recibe la liga en su conjunto.
Este tipo de respuesta es sorprendente, especialmente viniendo de una jugadora tan exitosa como Wilson, quien ha ganado múltiples MVP. Uno pensaría que alguien con su éxito estaría segura en su puesto. Pero, en cambio, es evidente que no está acostumbrada a compartir el protagonismo. Los celos son palpables, y es difícil ignorar que esto va más allá del baloncesto: se siente personal.
La frustración de Wilson también parece provenir de una percepción arraigada en la WNBA de que jugadoras veteranas como ella son las que han sacado adelante a la liga en los momentos difíciles. Y ahora, con la llegada de Clark, parece que la novata está redefiniendo repentinamente lo que significa ser una estrella del baloncesto.