Cada invierno, miles de estorninos migran a Roma desde el norte de Europa, formando enormes bandadas que parecen nubes vivas en el atardecer.

- Se mudan por el clima templado de la ciudad.
- Vuelan en sincronía perfecta, creando figuras hipnotizantes.
- Aunque es un espectáculo hermoso, dejan calles resbalosas por sus excrementos.
- Las autoridades intentan espantarlos sin mucho éxito.
Una danza aérea que mezcla belleza, caos y el poder de la naturaleza en pleno corazón de Roma.